A partir de hoy y en adelante vamos a ofreceros gradualmente y por capitulos, unos textos que escribió José Luis de Arrese en su libro Capitalismo, Comunismo, Cristianismo en 1948. De estos los que publicaremos son un pequeño extracto sobre Cooperativismo, pues creemos interesante su lectura por su aportación teorica sobre temática social y politica.
UNA NUEVA TEORÍA ECONÓMICA. EL COOPERATIVISMO.
Hasta aquí venimos hablando en un terreno puramente teórico del hombre, del Estado y de ese instrumento que les pone en relación, conocido bajo el nombre de “Poder”; procede, pues, dedicarnos ahora a extraer las consecuencias prácticas que de ello se deducen, y tratar de ver el modo de organizar las cosas, para que todo lo dicho tenga lugar y dimensión. Pero como en la formula que apetecemos entra sustancialmente la organización sindical de la sociedad, y esta organización nos exige remontarnos primero al conocimiento ecónomico del problema que la origina, es preciso suspender aquí la exposición racional de las cosas para ponernos a meditar primeramente sobre el modo de resolver este problema; lo cual es tanto como ponernos a meditar sobre la política a seguir en materia de justicia social.
1) El problema social solo puede existir en régimenes injustos.
Parecerá a primera vista que decir “politica de la justicia” es una incongruencia. ¿ Como el cumplimiento de la justicia puede ser objeto de una postura política ? Si la justicia es uno de los mandamientos esenciales del Estado, ¿sobre que aspecto de ella se ha de montar la politica? ¿Sobre el hecho (pongamos el peor de los casos)de que no se cumple? Pués como el Estado está precisamente para eso, para hacerla cumplir,nada de aspavientos parlamentarios: la impone y se acabó.
Efectivamente, la misión primordial de un Estado es realizar el derecho, y realizar el derecho es dar a cada uno lo suyo. Dichas las cosas así parece que no es posible plantear discusión sobre la justicia social, como no es posible plantearla sobre la moral, el honor o cualquier otra de las virtudes esenciales e ineludibles de la sociedad; sin embargo, el liberalismo lo ha hecho ¿ Porqué? Porque el liberalismo cree que lo suyo de cada uno es la libertad, y, en su consecuencia, opina que realiza tanto mejor el derecho, cuanta mas libertad concede a los individuos; lo cual viene a traer, que si en un estadio determinado, por ejemplo este de la economía, entran en pugna la justicia y la libertad, el liberalismo tiene que someter aquélla a los dictados de ésta, aun a riesgo de que origine un problema tan grave como el social, y de que el hombre sencillo, no acostumbrado a esta clase de incongruencias filosóficas, tan abundantes en el campo de la politica liberal, acabe por reconocer que no comprende una sola palabra de estas cosas.
Por lo tanto, decir politica social, o es decir una frase sin sentido, o es decir algo mucho mas profundo, tan profundo como afirmar que se vive dentro de un sistema injusto, dentro de un sistema que no lleva en su frente este noble destino de imponer la justicia. Porque la justicia es un imperativo del Estado, y el Estado tiene inexorablemente que llevarla a cabo, sin que pueda dejar que sobre ella recaiga la discusión de los hombres. Si se discute y viene a ser motivo de campañas politicas es porque algo no funciona en su maquinaria, y esto es lo primero que hay que sospechar cuando se dice que en un país se ha planteado el problema de la politica social.Veamos como “esto que no funciona” en el sistema liberal se debe al conflicto que acabamos de enunciar entre lo que entiende por libertad y lo que entiende por justicia.
2) El triunfo de la libertad sobre la injusticia obliga al liberalismo a convertir el imperativo social en objeto de especulación política.
El liberalismo –se dice- ha venido a construir una vida absolutamente libre; el liberalismo representa la libertad. Y ante la fuerza sonora de estas palabras, el alma popular que durante siglos viene escuchando no sé qué de “la tiranie”, se entrega al entusiasmo y a la adoración; ya sabemos que clase de libertad ofrece y que objeciones hay que poner a ella; pero recordemos aquí unicamente lo que se produce al proyectar sobre el aspecto económico este expediente de libertad, cuando en él se ha empezado por reducir al hombre a la mas mínima expresión de la palabra.
El individualismo, al considerar al hombre exclusivamente como individuo, obtiene una visión recortada del ser humano, que repercute sobre el modo de entender la labor jurídica del Estado. El individuo es, para el sistema liberal, el contratante; es decir, el hombre considerado únicamente en cuanto celebrador del contrato social. Pero como tal contrato(que es precisamente lo que da origen al Estado, y ,en consecuencia, lo que éste viene obligado a cumplir) no es otra cosa que una convención donde el hombre acuerda ceder un poco de su libertad a cambio de conservar el resto,es decir, como tal contrato se refiere sólo a la libertad del hombre, resulta que el Estado de la democracia liberal,individualista, no puede mirar las cosas mas que por este prisma, y todo lo que no se refiera a la libertad queda fuera de sus atribuciones.
Ahora bien; en la práctica, la libertad sólo puede servir a los favorecidos por la fortuna, a los que no necesitan de nadie para procurarse todo lo que les apetece; los necesitados, en cambio,tienen necesidad de ayuda. Cuando estos se encuentraron con que no podían vivir, acudieron al Estado individualista para pedirle pan, trabajo y la posibilidad de vivir como seres humanos. Pero el Estado individualista se encontró con la dificultad de que,según sus principios, no podía atender tales peticiones. ¿Cómo iba a procurarles estas cosas a los menesterosos, si procurárselas era aceptar que sus exigencias eran justas y conforme a derecho, y, por tanto, equivalía a conceder que el derecho es algo mas que el aseguramiento de la libertad? ¿Cómo reconocer que tales exigencias eran exigencias de lo que era propio,suyo, de los exigentes, sin venir a parar en que lo suyo, del hombre, es algo mas que su desvinculación a todo lo existente? Desde el momento en que el Estado reconoce como misión propia dar al hombre un pedazo de pan, es porqué parte del supuesto de que tal acción es de justicia, y en admitir la justicia se acabó el individualismo.
Por eso el Estado individualista echó mano de ese grotesco sucedáneo que recibió el extraño nombre de politica social, como si pudiera haber política individualista. La politica social es un expediente inventado por el Estado individualista liberal para no dar su brazo a torcer en la teoría y poder plegarse un poco en la práctica a las amenazadoras exigencias de las masas. Es como si dijera: “Yo, el Estado, que no tengo porqué oír tales peticiones, me siento sin embargo, sentimental,y voy a repartir unos abriguitos de punto entre ustedes para que no se acatarren”. Nótese el fraude que todo esto encubre. Mientras el Estado individualista seguía haciendo, a regañadientes, política social,sus teóricos seguían hablando de que la misión del Estado es realizar el derecho, y como esto no es para ellos que otra cosa que un puro aseguramiento de las libertades individuales, resulta que la empresa de dar a los hombres el pan y la dignidad y la justicia quedaba convertida en algo secundario, inesencial y gratuito.
No. Realizar el derecho entre los hombres no es eso. Es dar a cada uno lo que es suyo. Y lo suyo, del hombre, es su alma, y su cuerpo, y su dignidad humana, y la posibilidad de crearse una familia y vivir una vida racional.Realizar el derecho es asegurar todas estas cosas. Y como el Estado está ahí precisamente para eso, para realizar el derecho, su obligación consiste en llevarlo adelante como una de sus funciones capitales.El estado tiene que hacerlo, no como una cosa que pueda dejar cuando quiera, sinó como algo que da la casualidad que es lo único que el estado tiene que hacer.Si no lo hace,no tiene justificación. Entonces si que se convierte en un despiadado e implacable acto de fuerza, que es lo que el Estado individualista, con todo su sentimentalismo de novela rosa, ha venido siendo desde que nació.
Lo que hay que hacer no es hablar de una nueva política social, sinó de un nuevo sistema económico. La política social, conviene repetirlo una vez mas, es una expresión vacía; es como si alguien saliera predicando una política de orden público; naturalmente el Estado tiene que mantener el orden público, y si usted lo dice y no es tonto será que pretende con ello pasar algo de matute.Efectivamente , cuando se habla de política social lo que se quiere es desviar el tema hacia ese terreno del sentimentalismo; si se hablara sinceramente (en vez de hacer invocaciones de ese género) se cambiaría radicalmente el sistema económico en que vive el capitalismo, y entonces se vería como hecho esto, como dando a cada uno lo que es suyo, ya no habría problema social y no tendría que volver a hablarse de política social. Porque el problema social, y repitamos esto para resumen de todo lo dicho, hay que mirarlo únicamente como un problema de restablecimiento de la justicia, y este restablecimiento se ha de realizar precisamente en el terreno económico.
Veamos como es posible todo esto, y para ello, sabiendo que el hombre interviene en ese terreno de la economía a través de su trabajo, empecemos por analizar esta función humana antes que llegara a convertirse en un artículo de compraventa y el capitalismo le negara su derecho a engendrar la propiedad de la cosa producida. Es decir, vamos a ver que el trabajo (y me refiero unicamente al manual, ya que el capitalismo habla únicamente del asalariado, y el marxismo sólo del obrero y el campesino) no es una mercancía, sino una fuente originaria de determinados derechos, que ha de alterar sustancialmente las concepciones sociales de hoy para dar paso a una solución enteramente distinta que, además, ha de ser la única racional, y la única justa.
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