viernes, 28 de noviembre de 2008

DOS SIGLOS DE RESISTENCIA, ARDOR Y MARTIRIO PATRIÓTICO.


Este año se cumple el Bicentenario de la Guerra de la Independencia, en que nuestra Patria supo derrotar sin reyes ni ejércitos al mas poderoso ejército de aquellos tiempos: el ejército del primer Imperio francés comandado por Napoleón Bonaparte. Bailén, Zaragoza, Madrid, Vitoria, Girona, El Bruc, San Marcial, Arapiles, Tudela, Somosierra son nombres de ciudades, de batallas y de encuentros sangrientos que solo pueden evocar nuestra admiración mas profunda y nuestra emoción al recordar que los hombres y mujeres de nuestra nación supieron morir como heroes en su dia, y que España alcanzó su independencia pagando un tributo de sangre y dolor pocas veces repetible en su historia.
En el recuerdo colectivo de nuestro pueblo aún brillan nombres que ni el devenir de la historia les ha podido hacer sombra, y que son aquellos heroes legendarios que entre los miles de muertos anónimos, grabaron para siempre su nombre en lo mas alto de los altares del sacrificio patrio: ellos fueron Agustina de Aragón, el cura Merino, el tamborilero del Bruc, Fco Javier Castaños Duque de Bailén, Juan Martín El Empecinado, Gregorio García de la Cuesta, Miguel Ricardo de Álava, José de Palafox, el general Freire, Luis Daoíz y Pedro Velarde, Jacinto Ruíz, Rafael de Irazabal, Santiago Sas, Basilio Boggiero, Manuela Sancho, Casta Álvarez, Juliana Larena, Josefa Vicente, la Condesa de Bureta, el tío Jorge, Miguel Salamero, Vicente Moreno Baptista, Espoz y Mina, Jerónimo Merino, Julián Sánchez El Charro, y un largo etcetera tan extenso como extensos fueron los luchadores, resistentes, militares, guerrilleros y bravos patriotas españoles que durante 7 años de guerra demostraron al mundo una agresividad y una dureza ináudita en la historia contra el invasor extranjero.
Así pues aqui va el homenaje del Movimiento Social Republicano de Tarragona a nuestros heroes, con orgullo les recordamos y con sus gestas nos honramos. Y no hay manera mas bella de recordarles que volviendo a leer la desgarradora y grandiosa Oda al 2 de Mayo del poeta andaluz Bernardo López García.


Oda al 2 de Mayo

Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;sobre tu invicto pendón
miro flotantes pendones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia las plegarias,
y del arte las canciones.


Lloras, porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron
a ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron;
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti,soberbia matrona
que, libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!


Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
contando tu valentía.
Desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!


Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones.
Nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria;
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo,
ni en los ámbitos del mundo,
ni en el libro de la historia.


Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.
En tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque, indómitos y fieros,
saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros.


Y aún hubo en la tierra un hombre
que osó profanar tu manto.
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
¡presta luz a mi memoria!
y el mundo y la patria, a coro,
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.


Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra, hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al ibero león
ansiando a España regir;
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder,
que no puede esclavo ser,
pueblo que sabe morir.


¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!


La virgen, con patrio ardor,
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y, cuando calmado está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:
tu madre te vengará!"


Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!


¡Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad,
¡en la tumba descansad!
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba