miércoles, 6 de mayo de 2009

COOPERATIVISMO: ALTERNATIVA AL CAPITALISMO (5ª PARTE)


ORGANIZACIÓN DE LA EMPRESA EN RÉGIMEN COOPERATIVO. LA PARTICIPACIÓN EN LOS BENEFICIOS.

Supuesta ya la teoría económica del cooperativismo, se hace imprescindible seguir adelante para llevar a la práctica las dos consecuencias fundamentales de su doctrina: la organización de la empresa en régimen cooperativo y la participación en los beneficios. Porque hasta aquí lo que venimos diciendo es que, siendo el trabajo la única fuente de riqueza, no hay razón para considerarlo como mercancía que se vende al capital o a la colectividad estatal, y, en consecuencia, no hay razón para seguir defendiendo los sistemas capitalistas y comunistas, sino que es preciso levantar otro en que los tres elementos de la producción cooperen en ella sin que ninguno pretenda alzarse con el derecho que corresponde a los demás; pero esta cooperación exige una nueva concepción de las cosas, sobre todo en lo que se refiere a la distribución de los papeles que los diferentes productores han de desempeñar en la empresa y a la distribución de los beneficios producidos.

1) Intervención de los tres elementos productores en la composición de la empresa.
Es norma financiera indiscutible que la sociedad productora ha de estar compuesta por todos los elementos productores y que el organismo director lo deben formar ellos mismos, bien directamente o bien por intermedio de unos consejeros de administración, si el número de participantes amenaza dificultar la buena marcha mercantil. Así, el capitalismo, para el que solamente los accionistas son productores, formaba la empresa con la suma de todos ellos, y el comunismo, que empieza por desconocer todo lo que hay de personal y directo en el trabajo, para levantar como único productor el esfuerzo manual y colectivo, tenía que acabar nacionalizando la empresa, no como fórmula económica y de conveniencia determinada, como cuando un país nacionaliza los ferrocarriles, por ejemplo, sino como fórmula filosófica derivada de su propia doctrina. El sistema cooperativo, en consecuencia, ha de formar la empresa con todos los representantes del capital, la técnica y la mano de obra que reúnan su esfuerzo bajo un mismo propósito.
Esto es sencillo de enunciar, pero exige para llevarlo a la práctica tener resueltos previamente los dos problemas siguientes: dar unidad jurídica a esta variedadad de aportaciones y encontrar la unidad de participación de cada uno. El sistema capitalista halló unas fórmulas sencillas para estos dos problemas; transformó en una sola persona jurídica las personas físicas de los accionistas en Sociedad Anónima, y encontró el titulo unitario de propiedad en la acción al portador. Claro está que estas dos fórmulas son las mas sencillas que se puedan imaginar, pero también son las mas injustas, porque para llegar a ellas ha tenido que negar toda variedad de personas participantes y de modos de participación, con lo cual, naturalmente, se encontró sin variedad ninguna y con la unificación hecha. Para el sistema capitalista no hay mas persona participante en la producción que la persona capitalista, ni más modo de participar que la aportación del capital. Por consiguiente, con crear la Sociedad Anónima, a base de un cierto número de acciones económicamente iguales unas a otras estaba todo resuelto.
El cooperativismo no puede proceder así. Su unificación tiene que hacerse evitando el cómodo e injusto procedimiento de negar la variedad. Por tanto, para llegar a la creación de la sociedad laboral como única persona jurídica hay que recordar que en ella han de intervenir, no una, sinó las tres personas físicas, y para crear la unidad de particpación hemos de tener presente que tampoco es uno, sino triple el modo de aportar.
Pero si nos fijamos bien, tampoco es demasiado complicada esta postura, al menos en su primera parte, ya que, precisamente, de lo que se trata es de formar una sociedad cooperativa.
¿ Qué es una cooperativa? Una sociedad de productores a la que cada cual aporta lo que tiene y luego se reparten proporcionalmente los beneficios obtenidos. Y como, por otra parte, la Sociedad Anónima, en el fondo, no es mas que una sociedad cooperativa en la cual las aportaciones se han hecho todas en metálico, ¿que inconveniente habría en compaginar las dos cosas y crear una forma nueva de sociedad que , conservando la agilidad financiera de la anónima, admitiera, además de la aportación metálica, la aportación técnica y la aportación obrera? La dificultad sólo está en encontrar la unidad de participación que representa por igual la aportación financiera del uno y del trabajo manual o intelectual de los otros, lo cual es precisamente la segunda cuestión.
Antes, cuando se decía que el único productor era el capital, todos sus representantes participaban a través del dinero, y el dinero era el denominador común que caracterizaba a todos los accionistas. Ahora, reconociendo la existencia de tres elementos productores no es posible seguir utilizándolo como módulo único de aportación, porque no todos aportan dinero y tenemos que inventar otro valor convenido que, por ser común a los tres, sea igualmente representativo de las aportaciones de cada uno.
Para esto olvidemos por un momento todo prejuicio financiero y bservemos este senzillo razonamiento: Cuando en el sistema capitalista se constituye una empresa, unos pocos son los que van a ganar, pero todos son los que van a producir; luego si la producción es insoslayablemente el fin general de todos ellos,y, además, decimos que los beneficios han de ser también repartidos, ya tenemos encontrado el denominador común que buscábamos: el producto. El producto puede ser ese sujeto jurídico que reduzca a números homogéneos las tres aportaciones heterogéneas que lo producen; y sobre él podemos levantar el nuevo edificio económico que tratamos de construir.
Basta para ello amoldarnos a un nuevo supuesto económicoen el que las acciones, en lugar de representar tantas pesetas, representen tantos productos, y la suma de acciones, en lugar de decirnos el valor intrínseco de la sociedad, indiquen el valor productivo de ella, y entonces el número de acciones que en la empresa representan a cada uno de los tres factores de la producción vendrá marcado por la proporción con la que interviene cada uno en la confección de este producto, y la suma de accionistas, por la suma total de productores (empresarios, técnicos y obreros). Por ejemplo, supongamos una fábrica que construye diez mil relojes al año y que cada reloj cuesta fabricarlo cien pesetas; supongamos también que la fábrica vale siete millones y medio en acciones de quinientas pesetas. Como nosotros no medimos ni el volumen de la empresa por su valor en venta, sino por el valor en producción, el número de acciones que la componen no será quince mil, sinó diez mil.
Ahora bien; de esas diez mil, ¿Cuántas representan al capital, cuántas al técnico y cuántas al obrero? Estudiémos como se ha compuesto el precio del reloj. En ese reloj se han empleado tantas materias primas que, junto con el desgaste de los útiles de trabajo y demás factores que suple el capital, valen, por ejemplo, cincuenta y cinco pesetas,y se han empleado tantas horas de trabajo manual que se cifran en cuarenta pesetas, y tantas horas de trabajo intelectual (funcionarios, dibujantes, etcétera,etcétera)que suponen cinco pesetas. Pues bien; el cincuenta y cinco por ciento del precio del producto corresponde al capital; el cuarenta por ciento, al obrero, y el cinco por ciento al técnico, o sea, que de esas diez mil acciones de la empresa, cinco mil quinientas representan al capital;cuatro mil al obrero, y quinientas al técnico.
Claro está que si en lugar de producirse diez mil relojes se aumenta o se disminuye la producción, no varían los supuestos del sistema ni exige para nada modificación alguna de su valoración, ya que lo interesante y permanente es la fijación de la proporción de esfuerzos que cada uno aporta, que es tanto como decir la proporción de participación de cada uno en la propiedad de la cosa producida, sin que se varíe este dato por la mayor o menor producción.

2) Los beneficios se han de repartir entre los tres elementos.
Llegamos finalmente a la resolución del segundo problema.
¿ Cómo han de participar los tres elementos productores en los beneficios producidos? La contestación a esta parte del problema es casi la mas sencilla, pues se reduce a extraer las consecuencias de las dos fórmulas anteriores. Si los tres son productores y, por lo tanto, dueños de los beneficios producidos, a cada uno de los tres se le debe dar en proporción a su intervención productora; en el ejemplo anterior, una vez dado el interés al capital, el sueldo al técnico y el jornal al obrero y una vez constituídos los convenientes fondos de reserva, el cincuenta y cinco por ciento de los beneficios deben ser destinados al capital, el cuarenta por ciento a los obreros y el cinco por ciento a los técnicos.
Claro está que en esto no hay una fórmula única, pues es muy distinta la intervención de cada factor en las diferentes producciones, pero la norma es siempre la misma; en la industria de la talla de brillantes, por ejemplo, la labor del tallista es muy pequeña en comparación con el valor de la materia prima y, en cambio, en la industria de encajes bordados sucede todo lo contrario; sin embargo, en una y otra indústria, como en todas, hay siempre un escandallo que lo hace la empresa (en nuestro caso, el empresario, el técnico y el obrero), y en muchos países lo aprueba el Ministerio de Industria, y ese escandallo o precio unitario está formado sumando los precios de los diferentes factores que intervienen en su fabricación. Pues bien; lo mismo que este procedimiento universalmente aceptado sirve para componer el precio unitario de la mercancía, sirve también para conocer la participación de cada elemento en la producción,y, por lo tanto, en los beneficios que a cada uno corresponden.
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Estos escritos creo que son muy importantes de que la gente los analice. Seguramente muchos empresarios y “jefes” que puedan leer estas directrices organizativas no les guste en absoluto, pues para ellos es perder dinero, pero dudo que nadie, por muy racano que sea se jacte de vivir a expensas de los demás, por eso las reivindicaciones laborales y sociales que aquí se expresan son de justicia. Un jefe o patrón ya puede dar a sus trabajadores los dias de fiestas patronales, las pagas extras, la paga extraordinaria de fin de año, ser considerado a la hora de dar un permiso por la razón que sea, etc. pero solo por eso no se terminará nunca el problema, pues el trabajador siempre reivindicará su parte en el proyecto, pues si somos buenos para el trabajo y las responsabilidades también somos aptos para participar en los beneficios que nos pertenecen sobre el producto final llebado al mercado. Y si no seguirán existiendo las huelgas, los boicots y el descontento pues, si aceptamos que el trabajador en la empresa solo trabaje por el sustento, ya podremos admitir otra vez la esclavitud, pues el asalariado, aunque sea de forma moderna, con mejores tratos y mas civilización, no deja de ser un esclavo al no poder recibir la parte que le pertenece de la producción ni poder tener ni voz ni voto en el proceso de producción y de rumbo de la empresa.
Por tanto, o nos ponemos las pilas entre todos, y a cada uno se le da lo que le pertenece y lo que es de ley o de justicia o jamás saldremos del hoyo capitalista en el que nos encontramos. Estos textos aunque no sean explícitamente originarios del Movimiento Social Republicano, si son elemento doctrinario con el que nos identificamos y que aplicamos de forma exacta en nuestra norma programatica. Pues el sistema cooperativo es la mas similar y matematica formula social que existe a la Socialización que nosotros defendemos, por no decir que es lo mismo con otro nombre. Con nosotros, algun dia estas ideas serán llevadas a cabo, solo con el MSR algun dia lograremos la justicia social y laboral que anhelamos a todos los niveles y dimensiones.