martes, 11 de noviembre de 2008

MEMORIA CONTRA UNA FARSA LLAMADA DEMOCRACIA.


Esta carta que aquí publicamos se envió al periodico barcelonés La Vanguardia, por un servidor (dando todos sus datos, a saber en que manos han caído), a consecuencia de un reportage flagrante que publicó el citado periódico. Por lo que se ve, ya ni el mas renombrado diario que se jacta de ser riguroso, ni este solo, es objetivo almenos en algo tan fácil de demostrar como cuales han sido las mayores catástrofes marítimas de la historia, algo que se puede consultar hasta en la manipuladísima Wikipedia. Bien, el caso es que este amago de panfleto de prensa como es La Vanguardia, publicó un patético reportaje en que se llamaba como el mayor naufragio de la historia, un barco de africanos que se hundió hace menos de una decada en Senegal, obviando los crímenes aliados que fueron estos, el bautismo de fuego de las mayores catastrofes marítimas. Que baja que ha caído La Vanguardia, el último exponente de la prensa burguesa, externamente adornada con con ese mito socarrón y vacío de la seriedad, e ideológicamente ramera de cuantos partidos han gobernado en Cataluña. Ellos han sido republicanos, franquistas, convergentes, socialistas, etc. de todo, pero ante todo SIONISTAS y unos sinvergüenzas de cuidado. Y yo, pobre alma inocente, aún creía que se puede publicar lo que uno quiere, porqué si está escrito con un minimo de seriedad y sin usar palabras malsonantes, como demócrata puedo expresar mi opinión en la “prensa libre”, y les mandé la carta que aquí abajo ponemos. Al cabo de unas horas recibí un mail del periódico diciendome que los datos personales estaban correctos y que la habían recibido. Pero, fui tan infantil que creí que aún quedan resquicios de libertad de opinión (garantizada por nuestra Carta Magna) y que mi critica del articulo aparecería publicada y la podrían leer cientos de miles de lectores y suscriptores, y podrían apercibirse del osado engaño a que los había sometido su tebeo preferido. Tres semanas después, la carta aún no ha sido publicada, desfilando delante de ella cientos de cartas enviadas al periódico en fechas mas recientes, y con la legitimidad de arrinconar a la mía con contenidos tan trascendentales como los excrementos que dejan los perros en las aceras, o criticas a la última pelicula de Woody Allen.
Para despedirme solo volver a aseverar que La Vanguardia ha sido declarada como diario no grato en lo mas adentro de mis entrañas (como todos los demás), y que de ahora en adelante no volverá a aparecer en este blog, almenos de parte de un servidor, ni reportaje, ni carta ni reseña alguna que salga en páginas tan nauseabundas como las suyas. Manipuladores, ruínes, mentirosos, totalitarios, reaccionarios, inquisidores, hipócritas, etc. Hay cientos de maneras para catalogar a esos miserables. Pero en honor a la verdad y de los miles de víctimas alemanas que se fueron al fondo del mar y de una desmemoria mas profunda aún, aquí queda para ellos mi homenaje, el mejor: el recuerdo.

Joel C.C. Iltirkesken ( MSR Tarragona)



LA OMISIÓN DE LA HISTORIA

El pasado dia 20 de octubre leí aquí en La Vanguardia el escrito “ Un osario en el fondo del mar”, el cual solo pudo causarme indignación y malestar. En el citado escrito ponía textualmente que el hundimiento del barco de transporte Joola “ fue la mayor catástrofe marítima moderna, con 1.953 muertos y solo 64 supervivientes”. Pues bien, yo no se si se trata de tendenciosidad y silenciamiento, del que estamos tan acostumbrados cuando los medios nos hablan de cosas no malévolas del Tercer Reich o por torpeza histórica del señor Bru Rovira. Durante el Nacionalsocialismo se creó una organización llamada Kraft Durch Froide (La Fuerza de la Alegría) que se dedicaba a realizar cruceros de lujo sobretodo a la Riviera Italiana y a las Azores a precios populares para obreros, campesinos y población de bajos recursos. Uno de aquellos cruceros era el célebre Wilhelm Gustloff. Este trasatlántico, a finales de la Segunda Guerra Mundial, la noche del 30 de enero de 1945 en las heladas aguas del Báltico, huyendo de las atrocidades soviéticas en el Este, fue hundido por un submarino ruso, allí murieron 9.343 personas en el naufragio, sin que los enemigos rusos permitieran las mas mínimas operaciones de rescate, llegando íncluso a torpedear a los barcos que venían en su áuxilio. Constituyó la mayor tragedia de la historia naval, 6 veces superior al Titanic en numero de muertos. Otros naufragios en las mismas condiciones fueron el del General Steuben que zarpó de Konigsberg con 2.000 soldados alemanes heridos y mil niños de los que sólo 11 supervivientes pudieron contarlo tras su torpedeamiento. Y para terminar el Goya con 7000 fugitivos alemanes de los que solo se pudieron salvar 170 personas. Tras estas catástrofes y su mortalidad , para evitar futuras evacuaciones, los británicos sembraron de minas desde el aire los puertos de Kiel, Lübeck y Stettin. Por esto mismo señores, antes de aseverar cifras y puestos en la lista de catástrofes, asegurénse bien, y en beneficio de los lectores y del rigor histórico, por favor, sean honestos.

Joel C.C. Tarragona